La logopedia es un mundo que la mayoría de la gente desconoce o que vinculan a problemas en el habla o en la comunicación en personas de corta edad, siempre relacionadas con TDAH. Sin embargo esto no es del todo así. “La logopedia es una disciplina que está en continuo avance y nosotros nos encargamos de rehabilitar, de investigar, de evaluar, diagnosticar, pero, sobre todo, de tratar con personas de edad infantil y adultos con trastornos relacionados con la comunicación, tanto oral, escrita y gestual”, explica Silvia Mateos, logopeda.
Esta joven ceutí, de tan solo 24 años, ha iniciado la aventura del emprendimiento abriendo su propio centro de logopedia clínica en Ceuta: Silvia Mateos, logopedia clínica. La falta de trabajo durante dos años tras graduarse y con una pandemia de por medio, además de la falta de clínicas de logopedia exclusivamente en la Ciudad Autónoma, hizo que esta ceutí decidiese tirarse a la piscina y abrir su propio negocio. “Me lanzó el hecho de no encontrar trabajo de logopedia, ver que hay muchísima demanda y que la gente me contase por la calle que tenían que irse fuera a tratarse o estar en listas de espera de un mes“, cuenta.
Silvia siempre ha sabido que el ámbito sanitario era lo suyo. Además de logopeda, esta joven estudió previamente higiene buco-dental, motivo que la llevó a aumentar sus conocimientos en el área de la logopedia. “Aunque, sorprendentemente nadie se lo imagine, sí tienen relación”, porque en muchas ocasiones, una mala higiene bucal, puede provocar alguna patología de la voz, por ejemplo.
Durante los años de carrera, Silvia fue descubriendo diferentes aspectos de este mundo y, gracias a las prácticas, fue descubriendo qué es lo que más le llamaba la atención. La disfonía, la afonía, las afasias, la dislexia, los pólipos o problemas de audición fueron algunas de las patologías que esta joven emprendedora estuvo tratando durante su época de aprendizaje, tanto en niños como en adultos, y que, de alguna forma, la ayudaron a decidir en qué dirección encaminarse.
La clínica se encuentra en calle Jáudenes y las sesiones son personalizadas.
“Cuando salí de la carrera no tenía ni idea de a dónde dirigirme, pero sí que me llamaban más la atención los pacientes adultos. Pero al final, los niños me encantan. Entonces, estoy ahí como entre medias”, apunta. Actualmente, trabaja con ambos pacientes, adultos y niños, pero con una mayoría de edad infantil por las tardes. Y, aunque trata diversas patologías, Silvia está especializada en patologías de la voz, un problema asociado a “toda aquella persona que trabaja con su voz” como profesores o locutores de radio.
No obstante, y lo que poca gente sabe, es que los pequeños “también necesitan de la ayuda de logopedas por voz, ya que ellos lo que hacen es imitar lo ven en casa”, reseña. Pese a que su clínica ha abierto recientemente, motivo por el que ahora sus servicios están muy relacionados con la logopedia infantil -de ahí que las tardes las tenga ya completas-, quiere destacar “que muchos servicios son tanto para adultos como para niños”. “Ahora mismo estoy atendiendo dislalias, que es un trastorno de la articulación del habla donde los niños confunden letras”, relata. Pero también está tratando a pacientes con TDAH, parálisis cerebral, afasias de distintos tipos y patologías de la voz, su especialidad.
Silvia descubrió durante sus primeras prácticas, en tercero de carrera, que era la especialidad que más le gustaba. “Es un tratamiento, que no es como el autismo que necesitan de más tiempo para poder ver algún resultado”, informa. “La paciente viene, trabajamos y en cuestión de unas pocas sesiones ya obtenemos respuesta”, continúa. Esta ceutí indica que las patologías de voz, al igual que la dislalia, “son trastornos que rápidamente obtienen resultados, lo que a la vez es beneficioso para mí, porque obtengo la respuesta positiva del paciente, rápido. Es como un feedback de ilusión”, comenta emocionada.
Las patologías de la voz pueden originarse “debido al mal uso de la voz, a que tenemos una mala higiene bocal”, cuenta. Cuando una persona se queda afónica -disfónico en el mundo de los logopedas- se debe a que las cuerdas vocales están dañadas por el mal uso y no por una lesión orgánica. ¿Cómo se puede prevenir? Pues “con una buena técnica bocal y, sobre todo, una buena higiene y unas pautas correctas de alimentación”, explica.
Sin embargo, luego están las patologías de la voz, ya más graves, que afectan de forma orgánica como son los nódulos, los pólipos o el edema de reinke. “Con un pequeño tratamiento de logopedia, en cuanto a los nódulos, podemos evitar una operación”, especifica. En el caso de haber sido operado, “es muy importante la rehabilitación, porque si no enseñamos la técnica, volvemos a recaer en el mal uso”, aclara.
Por ello, Silvia incide tanto en la buena higiene bucal como principal consejo para el cuidado de la voz; además del descanso y la hidratación, entre otros.
Silvia Mateos, logopedia clínica
Cuando un paciente entra a la clínica de Silvia, bien porque el médico de cabecera o el pediatra le ha derivado al especialista, en este caso al logopeda, o bien porque en el colegio, en el caso de un niño, han detectado alguna anomalía y se la aconseja a los padres que acudan a un logopeda, o incluso los propios padres se dan cuenta que “el niño no habla bien o no es igual que los niños de su edad”, tienen que realizar primeramente una entrevista.
“Ahí conozco a las familias y me cuentan cuál es el problema, qué es lo que les preocupa y entonces, si están de acuerdo con las opciones que les ofrezco, ya empezaríamos con las sesiones”, enumera. En esta primera toma de contacto, Silvia, junto con la familia, marca las preocupaciones y los objetivos para mejorar esa dificultad o problema. “Le hago una primera evaluación, veo qué áreas están más afectadas y cuáles menos, y marco unos objetivos. Mis intervenciones y mis terapias son súper individualizadas, porque cada paciente es un mundo”, narra. A partir de ahí, “podemos ofrecer diferentes tipos de cita, mediante sesiones sueltas o bonos”.
Para los niños, por ejemplo, esta logopeda realiza terapias lúdicas y lo hace todo mediante el juego, señalando que está contenta y encantada “con la actitud de los pequeños y las ganas que tienen de trabajar”, haciendo referencia a los pacientes infantiles que está tratando ahora.
El precio de la sesión está ajustado, tal y como señala Silvia, al tiempo de la intervención, ya que esta puede ser de 30 o 45 minutos. Por ello, cuenta con la opción de ofrecer los bonos, “porque suelen ser más de una sesión a la semana”. Los precios rondan, por tanto, entre 25 a 35 euros por sesión. La joven ceutí hizo un estudio de mercado, “ya que no quería quedarme corta ni excederme”, asegura.
Asimismo, el número de citas y demás dependerá también del paciente y del momento en el que se actúa. “Cuando antes empieces a trabajar, mucho mejor”. Silvia tiene claro que su mejor recompensa “es ver el resultado de los pacientes y ver cómo se cumplen los objetivos”.
Esta ceutí sigue formándose para añadir más servicios a su recién estrenada clínica, que se ha convertido en una realidad gracias al apoyo de su familia. “Sin ella no hubiese hecho nada de esto, tanto económicamente como sentimental y moralmente”, concluye.